Para los amantes de la historia y de las Pitiüses hay pocas épocas más fascinantes que la que vivieron las islas durante el apogeo del imperio cartaginés. Desde los honderos hasta los innumerables restos arqueológicos encontrados de aquellos tiempos, incluida por supuesto la necrópolis de Puig des Molins; incluso la leyenda que sitúa el nacimiento del más conocido de los generales de Cartago, Aníbal Barca, en la isla de sa Conillera. Existen muchos motivos para quedar atrapado por ese periodo histórico, en el que Eivissa y Formentera, gracias a su privilegiada situación geográfica, se convirtieron en punto estratégico para el tráfico marítimo del Mediterráneo occidental. Y este es el escenario en el que Lluís Ferrer Ferrer, de Ca sa Vilda, ha situado su primera obra literaria, escrita en catalán, `Anníbal i s´Ibosità´, la primera entrega de una trilogía.
Editada por Mediterrània con ayuda del Ayuntamiento de Santa Eulària y de poco más de un centenar de páginas, esta obra es «un libro de aventuras, novela corta o relato largo» con el que su autor pretende «acercar la historia» y también el catalán a todos los neófitos de esta lengua, pero sobre todo a alumnos de Primaria y Secundaria. Según explica Ferrer, «este primer libro está escrito en un lenguaje sencillo, fácil de entender, y además gira alrededor de cuatro personajes». A medida que la trilogía avance, «el lenguaje se complica, así como la trama», que llegará a entrelazar la deriva existencial de diecisiete personajes.
Un hondero ibicenco
Ferrer Ferrer, devorador de libros de historia, sobre todo novela, ha situado su primer trabajo en el año 202 antes de Cristo, esto es, un año antes de la batalla de Zama en la que Escipión el Africano derrotó definitivamente a Aníbal a las puertas de Cartago, dando por finalizada la II Guerra Púnica. Es entonces cuando el gran general, que en esta ficción glosa las maravillas de Ibosim (Eivissa), la isla que le vio nacer, vuelve a encontrarse a s´Ibosità, el ibositano, un hondero ibicenco de diecisiete años cuyo cuerpo aparece cincelado a cicatrices y con una sed de venganza ciega. «No es un héroe ni un adalid de ninguna causa perdida. Es alguien que vive por y para la venganza». Su objetivo, de quien Ferrer no quiere adelantar más detalles para no desvelar la trama de la obra, es un soldado romano que luce una enorme cicatriz en la cara. «Es su motivo para enrolarse en una de las levas que realiza Aníbal en Eivissa».
A partir de este armazón argumental, el autor desbroza una historia en la que no falta el siempre atractivo lío amoroso, que en este caso se convierte en triangulo protagonizado por el general, el hondero y su esposa, de nombre Julia.
El proceso de elaboración de la primera novela ha ido «madurando desde hace años», y el autor centró su búsqueda de información a través de «la lectura de novela histórica, enciclopedias e Internet». También se basa Ferrer en el libro `Secretos de Ibiza´, del escritor y colaborador de Diario de Ibiza Mariano Planells.
El germen de la obra, no obstante, se encuentra en la figura del general. «Me interesé sobre todo en el personaje de Aníbal, cuya historia y nacimiento están rodeados además de un halo de misterio». Los historiadores de la época situaban el nacimiento de Aníbal en una isla balear que los griegos denominaron `Tricuadra´ y que algunos ubican en los alrededores de Cabrera y otros frente al puerto de Vila. «Nadie sabe exactamente dónde está esta isla, por lo que no se puede descartar que sea sa Conillera», cita Lluís Ferrer, respaldando de esta manera la leyenda ibicenca para «hacer un poco de patria». En cuanto al personaje ibicenco, así como su esposa, son oriundos de `Cala Mastrella´, como él mismo define la zona en la que reside. Su conocimiento orográfico y físico de esta zona de Eivissa le ha facilitado la labor descriptiva del entorno, aunque el lector también viajará a través de los Alpes en la expedición que protagonizó Aníbal en su ansia de conquista del Imperio Romano.
Lluís Ferrer reconoce su amor por la historia y asegura que su conocimiento «me ha servido en mi propia vida, porque ésta, como la historia, tiende a repetirse».
REPORTAGE DE CESAR NAVARRO PARA EL DIARIO DE IBIZA
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